Hace ya un par de meses comiendo en casa de mis abuelos, mi madre nos recomendó una película, “El discurso del rey”. Y hace un par de semanas por Teresa Baró.
Durante la comida estuvimos hablando de varios temas, y uno de ellos fue la instalación que fui a hacer en Cabrales. Conté la filosofía de la red y la problemática de las telecomunicaciones en algunas zonas alejadas de los núcleos urbanos, además de algunos de los servicios que les monté, haciendo mucho hincapié en el servidor FTP, para compartir cualquier tipo de contenido.
Cualquiera que vea fríamente este proyecto, sin pizca de ética ni conociendo los principios básicos del software libre, ve una forma fácil de tener que dejar de pagar por unos servicios (de conexión a internet y de visualización de contenidos con copyright) sin tener en cuenta una de las cosas más importantes, que es el mero hecho de compartir y el ayudar a los demás.
De pequeños nos enseñan que compartir es bueno, pero a medida que crecemos nos volvemos más individualistas y posesores de nuestras pertenencias. Olvidamos que el compartir, que el dar es también recibir y no siempre tenemos que pensar en cosas materiales.
En la película, Lionel Logue, un terapeuta del habla, un día recibe la visita del duque de York, más adelante Jorge VI, con un problema de tartamudeo que le impide dar discursos y por consecuente dirigirse a su pueblo. Es desde entonces cuando empieza una cada vez más estrecha …