Éste es el estandarte de una de las Asociaciones las cuales capitaneo junto a Josep Jover, Aspertic.
El término nace del mal uso del “quid pro quo” que significa un intercambio directo y comúnmente material, cadena de favores, etc., el “quid pro quo” lo veo como la base del capitalismo agresivo, cuando el “do ut des” es mas el dar para después (y ya veremos, si hay un trato justo) recibir.
Anoto de la wikipedia el siguiente fragmento
En ocasiones nos encontramos con un mal uso en castellano de quid pro quo en lugar de do ut des, como en tantas ocasiones, por influencia del inglés. Esto sucede porque en inglés la expresión quid pro quo comenzó a aplicarse por error para referirse a la reciprocidad en un trato explícito o implícito, en un intercambio de favores, o en cualquier tipo de relación social o interpersonal, especialmente en las negociaciones en las que debe haber beneficios o cesiones equivalentes por cada parte; del modo en que se usan las expresiones castellanas «toma y dame» o «toma y daca» y las expresiones inglesas what for what, give and take y this for that, en lugar de utilizar la locución latina apropiada para este caso, do ut des («doy para que des»).
Y refiriéndose al término “do ut des”
Esta es una expresión latina que significa literalmente «doy para que des».2 Se usaba para referirse a la reciprocidad de cualquier trato o pacto. Del mismo modo, era también el espíritu con el que se entendía la religión en Roma, ya que los actos de carácter religioso eran en sí un do ut des, es decir, ofrendas a los dioses ante la seguridad de recibir algo bueno a cambio o de no sufrir una desgracia. En el siglo VI se incluyó en el Digesto del Corpus iuris civilis como término jurídico, más específicamente como una característica en los contratos innominados: «Do ut des», «Do ut facias», «Facio ut des», o «Facio ut facias».3 Esta expresión se mantiene en la actualidad, sobre todo en el ámbito político, y su uso se reduce prácticamente al nivel culto de la lengua.
Ambos términos implican algún tipo de intercambio, pero es la “energía” que se da a éste. En el quid pro quo hay fijado un objetivo, en el do ut des, éste queda un poco mas abierto, dando pie al libre albedrío y también a un pseudo-altruismo, ya que el recibir no siempre se va a llevar a cabo.
Damos porque nos gusta, nos hace sentir bien y además de que ayudamos a reducir el sufrimiento de las personas que nos rodean. Damos porque queremos que haya un cambio en la sociedad y por ello queremos de ellas cambios, acciones, respuestas, ideas, que despierten ésta chispa para realizar el paso a una sociedad justa y equilibrada, porque cuando se rompen los equilibrios, empiezan los conflictos y las guerras.
Vemos a diario la injusticia de aquellos que lo dan todo, para luego no recibir nada o demasiado poco a cambio y ésto lo que hace es quemar a la gente, situación que por desgracia vivo en propias carnes y me he encontrado infinitas veces dentro de los movimientos sociales y ahora últimamente ya en un entorno más legislativo y administrativo.
Tenemos a las personas que se desloman trabajando año tras años para que luego los echen de sus casas o de sus trabajos, denunciantes de corrupción que tras denunciar un acto ilegal e incorrecto a quien se les hace la vida imposible es a ellos y no a la persona corrupta de turno, compañeros que son anunciados a altos cargos políticos y luego por llevar barretina el mismo día es destituido, genios acallados por intereses socio-político-económicos, locos perdidos en éste mar de mugre en la que se está convirtiendo nuestra sociedad, competitividad ética-étnica-social, etc. y ¿es ésto justo? ¡pues claro que no! damos para que haya tantos que den, que finalmente un día pueda decantarse la balanza y que todas éstas personas que tanto están dando, puedan recibir por fin su merecido, al igual que los del otro lado, también y que no sea demasiado tarde para ninguno de ellos.
Equilibrio y justícia: do ut des