Han pasado ya unos días de la disolución de marsupi y han florecido de nuevo interesantes debates de cómo tienen que ser los movimientos sociales, como se deben autogestionar, como autoempoderarse, qué es un servidor autogestionado y cómo tiene que funcionar…
La disolución de marsupi se tendría que haber llevado a cabo hace unos años, ya que su planteamiento aunque inicialmente era bueno, había acabado decayendo en la actualidad en un proyecto muerto. Y es un proyecto muerto cuando es incapaz de renovarse, tanto en ideas como en personas. Así, al final es uno solo quien intenta mantener la antorcha encendida… hasta que esta se apaga.
Quiero centrarme pues con todos aquellos colectivos, asociaciones, grupos de personas, etc. que ofrecen servicios y productos, diferenciándolos de aquellos sólo reivindicativos o de la parte reivindicativa de los mismos.
En Cataluña hay un proyecto que ha tomado unas dimensiones considerables, que a mi entender y el de algunas personas con las que hablo, nació con buenas intenciones, un buen planteamiento, pero la realidad ha acabado siendo un largo rastro de cadáveres a lo largo de su andadura, gente muy interesante y entregada que ha terminado quemada y ha acabado abandonando el proyecto (por cuestiones de falta de ingresos económicos y también de decisiones asamblearias erróneas/desafortunadas).
La realidad es que ahora mismo es un proyecto lleno en gran parte de parásitos (y digo en gran parte, porque aún hay gente interesante y entregada que cree en él).
Pero partamos de unas bases.
¿En qué consiste cualquier proyecto social?
Pues a mi entender, en ofrecer productos o servicios alternativos “fuera del sistema”. Aunque “dentro del sistema” significa ofrecer productos o servicios a gente desfavorecida.
Aunque la visión que da “el sistema” no está mal, los proyectos sociales en los que estoy implicada van mas por la vía del “fuera del sistema”.
¿Cómo se financian los proyectos sociales?
Pues principalmente de voluntariado, pero algunos proyectos sociales implican un grado de implicación del 100% de los voluntarios. Cuando el porcentaje es tan elevado, se tiene que tener en cuenta que el voluntario o tiene otra fuente de ingresos o simplemente que no la tiene.
En ambos casos, el voluntario está aportando su tiempo a otras personas y éticamente este tiempo se debería recompensar de alguna forma y sobretodo de forma económica si el voluntario no tiene ninguna otra fuente de ingresos.
Un voluntario trabajando de “gratis” en un proyecto y sin ingresos, significa que esta persona va a vivir bajo el umbral de la pobreza. Esto es “aprovecharse” de su situación.
Hay la creencia que todo lo que venga de los proyectos y movimientos sociales tiene que ser gratuito, pero a mi entender, a menos que alguien los financie, esto es un grave error! el trabajo debe ser siempre recompensado, sino, esto se llama esclavitud.
También las cosas gratis no se suelen valorar, la gente que las percibe deja de usarlas y dichos recursos que podrían usar otras personas están ocupados. En en el caso de listas, webs y correos, caldo de cultivo para spammers.
¿Proyectos sociales, movimientos sociales o proyectos alternativos?
Quizás deberíamos separar estos tres conceptos, ya que con el tiempo hemos ido viendo que los enfoques, aunque el entorno es el mismo, son distintos.
Algunos proyectos en los que he estado se plantearon hace alrededor de 10 años, y las personas que los iniciaron ya no están.
Todos sabemos lo mal y podrido que está “el sistema” y para ello son necesarios proyectos que planteen el ofrecimiento de productos y servicios de forma alternativa, sin la base de generar un beneficio a un grupo reducido de personas, pero si un beneficio social a un grupo amplio de personas.
Es importante destacar que los sueldos en cualquier empresa no se consideran beneficios, es dinero que sirve para pagar a la gente que realiza el trabajo, un coste operativo más, y dicho concepto tendría que aplicarse también dentro de cualquier proyecto alternativo que ofrece servicios y productos.
Una asociación puede tener a personas contratadas y cotizando paro.
El error del “todo gratis” es el peor enemigo para los proyectos alternativos que ofrecen servicios y productos. Con esta mentalidad un proyecto de estos nunca va a poder crecer de forma suficiente para realmente hacerle sombra a cualquier empresa “de dentro del sistema”.
El propio ayuntamiento de Barcelona está interesado en optar por las alternativas, pero se encuentra que no hay empresas de economía social lo suficiente fuertes para ofrecer servicio a una “empresa” tan grande como lo es el Ayuntamiento de Barcelona. No encuentra un interlocutor válido.
Luego nos quejamos de que el Ayuntamiento de Barcelona acaba contratando siempre a los mismos, y el problema es que ¡no tienen alternativa!
En nuestro territorio hay multitud de empresas de economía social, empresas que trabajan bajo unos conceptos de ética del trabajo, consumo responsable, respeto del medioambiente y alejadas de los intereses de las empresas puramente “capitalistas” (dónde lo más importante es tener beneficios económicos).
Yo misma hace unos años y actualmente personas de mi entorno, trabajan en consultoras informáticas, en grandes empresas que contribuyen a la podredumbre del sistema, poco a poco estas personas van muriendo bajo el estrés que les inflige las horas extras mal pagadas y condiciones laborales pésimas (sueldos bajos, tareas absurdas y jefes tóxicos).
Les encanta la informática, son gente válida, muy bien formada e inteligente, pero al llegar a casa como no se sienten a gusto con sus trabajos, llegan cansados y faltos de energía, y usar el ordenador después de una jornada laboral normalmente de 10 horas o más, les asquea.
Actualmente tengo entre manos dos grandes proyectos, el primero una asociación para ofrecer productos y servicios a los movimientos sociales (La Mar de Bits) y el segundo una empresa para ofrecer Internet, telefonía y servicios telemáticos a empresas y administraciones públicas con software y redes libres basada en la economía social (Capa8).
Esta es la alternativa que ofrezco a todas estas personas (y a mi misma), levantar todo esto no es fácil, pero es mi respuesta y mi granito de arena a crear realmente una alternativa y que pueda poco a poco ir creciendo y dar trabajo y una alternativa a todas aquellas personas que realmente lo necesiten.
Son dos proyectos para dos tipos de colectivos totalmente distintos, aunque con las últimas elecciones, con la entrada de partidos políticos vinculados a los movimientos sociales, la línea se ha difuminado un poco.
Creo en la posibilidad de que un cambio es posible, por una parte en los movimientos sociales de percibir servicios profesionales a muy bajo coste (precios populares) y por la otra empresas y administraciones públicas servicios que nacen del procomún y de los proyectos abiertos (software y redes libres).
Lo que tienen en común ambos grupos es que precisan de servicios que funcionen 24×7 (ergo que funcione todas las horas de todos y cada uno de los días de la semana) y productos de alta calidad.
Lo que tienen en común ambos proyectos es que es necesario que haya personas que trabajen a tiempo completo en ellos para ofrecer dichos productos y servicios.
De la misma forma, ambos tipos de proyectos tienen la posibilidad de retroalimentarse, una asociación que puede percibir servicios de una empresa de economía social y una empresa que pueda ofrecer servicios a proyectos sociales.
Me he centrado en productos y servicios tecnológicos, pero dicho planteamiento se puede extrapolar a energía, alimentación, salud, etc.